Reservas de agua para el TRIGO

La siembra de trigo avanzó favorecida por el tiempo seco. La proyección de humedad es satisfactoria para principios de septiembre.

BUENAS CONDICIONES DE PARTIDA Más allá de las razones extraclimáticas que perfilan una retracción del área triguera, la presente campaña mostró un avance espasmódico en la implantación. Hacia mediados de mayo muchas áreas aptas para este cultivo no contaban con buen nivel de humedad, el avance fue lento a comienzos de junio, detenido luego por un extendido período húmedo. Finalmente con la llegada del tiempo frío y seco en la última semana de junio, que se proyectó al comienzo de julio, los suelos oreados permitieron recuperar el tiempo perdido. Seguramente en los cultivares mas desplazados hacia el norte, los productores tuvieron que optar por ciclos intermedios o incluso cortos Los escenarios de reserva de humedad para trigo a comienzos de septiembre son alentadores. Incluso con precipitaciones que no alcancen los valores normales. Se muestran a continuación los mapas que representan el potencial estado de reservas para Trigo considerando lluvias normales e inferiores a las normales. No consideramos como probable el escenario húmedo, al menos en las áreas trigueras principales. FIGURA 1 Para comienzos de septiembre, estos escenarios plantean un estado de mayor vulnerabilidad a la sequía para la franja que desde el sur de CB se extiende hacia el noroeste de BA, principalmente si el invierno tiene aportes de agua modestos. Para las sementeras implantadas en estas zonas, será vital que las lluvias de septiembre lleguen lo antes posible. Incluso sería bueno, aunque poco probable, algún evento que deje acumulados abundantes (esto para la zona en esta época significa 30 milímetros) en lo que resta de julio o agosto. FIGURA 2 Como puede apreciarse en los dos mapas, una gran parte del área triguera de la región pampeana tiene un piso de reservas en niveles adecuados para principio de septiembre. Teniendo en cuenta que el consumo hídrico del cultivo no es importante en los próximos 45 días, los escenarios indican que para el comienzo de primavera se debería contar con cierto margen de humedad para sostener el trigo ante un eventual retraso de la temporada de lluvias. Septiembre es un mes con una importante variabilidad en las precipitaciones, en general con un cambio positivo que augura el máximo pluvial de octubre que sostiene la floración de trigo. El año pasado las lluvias se ubicaron por encima de los valores normales en todas las áreas trigueras. Sin embargo otras temporadas se han caracterizado por un fuerte atraso en la llegada de las lluvias de septiembre y aquí es donde ganan relevancia las reservas que se traen desde el invierno. Teniendo en cuenta que el resto del año y posiblemente toda la campañas 11/12, se desarrolle bajo condiciones neutrales en el Pacífico Ecuatorial central, debemos considerar que se pierden indicadores de comportamiento climático a largo plazo, cuya eficiencia como predictores y sus impactos sobre el patrón pluvial han sido validados. En este sentido, habrá que ir monitoreando en períodos del orden del mes, cuales son las perspectivas para la posible evolución de las precipitaciones. Detectar patrones de circulación que puedan ser favorables o no para la normal provisión de agua. Por lo pronto y a modo de ejemplo, en los últimos meses es evidente la tendencia que han mostrado las precipitaciones a ubicarse mayormente en las segundas quincenas. En general se han dado períodos secos en las primeras partes del mes, con una mejora en la oferta de agua en la segunda parte del mes. Esto no ha sido uniforme pero a escala regional esto se ha podido reconocer. Las condiciones de circulación atmosférica que pueden definir escenarios propicios para que los enfriamientos se posterguen mas allá de las fechas normales aún no son evidentes. En este sentido el sudeste de BA es la zona que con mayor grado de certeza puede sufrir heladas en el mes de noviembre. La estadística de la última década avala este aumento en el riesgo de heladas tardías.